Días tristes...
Pues
si, en Hotel Cildá también hay días tristes...
Aunque
es cierto que son los menos pero también los hay...
No
me gustan las despedidas y menos de dos personas que han comenzado con Hotel
Cildá y que han seguido caminando a la vez...
Os echaremos tanto de menos...
¿Porque
escribir este post? Y... ¿Porque no?
Aquí
estoy, sentada en el jardín con los pies sobre el césped, a las 20.19
escuchando Maggie may de Rod Stewart ¿Como te quedas Julián? Las canciones
tristes solo son por la mañana para no alterarme cuando sin saber porque los
zumos de naranja estaban con los de melocotón y debajo de los de piña...
Después
de más de un año hay un montón de conversaciones, de ratos de sobremesa y pocos
muy pocos de terraza ¿A quién se le ocurrió hacer la primera casa aquí? Algún día
lo resolveremos, Isra.
Con
ellos he aprendido que las raciones de Madrid son un poco diferentes a las de
Olleros, que aunque nieve siempre se puede ir en tractor a trabajar, eso sí,
sin perder el porte con maletín y mocasines incluidos... También he aprendido
quien es la gata Flora, he descubierto
que una frase como Oh! Mi gato! también se puede decir en reuniones de empresa
y que una persona es capaz de comerse una lasaña entera a ratitos y otra es
capaz de perder la razón a las 8 de la mañana si alguien le ha robado la
empanada o la tortilla del día anterior...
Los
dos muy diferentes pero con algo en común; personas muy de verdad...
Cuando
comenzó este proyecto tenía claro, muy claro, que quería un sitio donde la
gente que viniese se sintiera como en casa, que nunca serían huéspedes sino
personas con nombre y apellidos... Pero se me olvidó contar con las
despedidas... Por un lado ha sido triste, claro que sí, pero por otro es una de
las mejores sensaciones que puede ofrecer un trabajo así... Tener la suerte de
conoceros...
Ahora, en Hotel Cildá ya hay tres habitaciones
que han dejado de ser la 1, la 2 y la 6 para tener cada una un nombre propio...
(Iván te seguimos echando de menos...)
Nos
vemos en Costa Rica...
"Con
cada día que vivo estoy más convencida de que el desperdicio de la vida radica,
en el amor que no se ha dado, en los poderes que no se han utilizado, en la
prudencia egoísta de no arriesgar nada y que, evitando el dolor, nos impide
alcanzar la felicidad"
(Mary Cholmondeley)
Todo lo qué dice Raquel es tan de verdad,os echamos tanto de menos,pero siempre seguireis en nuestros corazones,un beso😘
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