Tardes de verano...
Nooooo, no me he ido de vacaciones pero ha sido “casi” lo
mismo; es cierto que no he pisado arena pero si he escuchado a London Grammar
(nithcall) mientras leía “la gente feliz lee y toma café” de Agnes
Martin-Lugand debajo de un manzano a la sombra de un sol que este año poco se
ha esforzado en hacernos pasar calor. Es cierto que no tengo ni idea cual ha
sido la canción del verano pero si sé que un postre de 8 euros en un
restaurante da conversación y risas para unos cuantos días… Es cierto que en
dos meses no da tiempo para mucho… O si!!!!! Da tiempo a ver la carita de María
con un día de vida, da tiempo a dar grandes paseos y hablar de mentiras con
Jaime y Zara, da tiempo a levantarse al amanecer un 1 de agosto para que nunca
se pierdan tradiciones…También es cierto que no he visitado grandes ciudades
pero he tenido la suerte de conocer un montón de gente…
Hace mucho oí que si consigues que te guste tu trabajo vas
a tener la suerte de no tener que trabajar ningún día de tu vida… Gracias a mi “trabajo”
tengo en la retina un montón de gente de un montón de sitios diferentes con un
montón de historias pero con algo en común; gente que te cuenta “su historia” y
que cada cual es tan bonita como la anterior…
La suerte de tener un trabajo así es que cada persona que
se va deja un poquito de el en Hotel Cildá; deja su historia, o su sonrisa, o
su angustia… También consiguen que reacciones, que valores, que cambies, que
cuestiones, que sonrías, que te enfades, que respires deprisa o que se te corte
la respiración….
He conocido a Fermín que hace poco menos de medio año ha
vendido su estación de tren del año 1800, la cual compró hace 12 años para
hacerse un hotelito rural en el sur de España pero como muchas veces pasa, la
burocracia hace que toda ilusión acabe convirtiéndose en papel mojado…
Pasó por aquí Marisol a la que llamé para confirmar su hora
de llegada y días después me llamo para decirme que no tenía móvil porque lo
metió en la lavadora, pero estaba segura que si no le hubiese centrifugado, el
aparato podría haber resucitado…
Llegó Manuel desde Elche y estuvo una semana sin explicarse
porque dentro del mismo país podía haber taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanta
diferencia de temperatura pero estaba feliz de dormir con manta en pleno mes de
agosto…
Luis hizo 600 km para hacer su maratón número 43 y con sus
casi 70 años quedó en el puesto número 11…
Alicia cuya emoción podía con ella de quedar aquí con su
chico después de un montón de tiempo sin verse y cuya tristeza en sus ojos lo decía
todo al despedirse al día siguiente de él porque pasarían un montón de tiempo
separados…
Marcos ha superado una seria enfermedad y hemos tenido el
placer de celebrar con él y su mujer (de la que dice estar cada día mas
enamorado después de más de 40 años casados) su nuevo primer cumple con tarta y
cava…
Lara y Juan dejan Madrid lejos para venir cada año a
disfrutar de su medio pueblito, del frio y de las croquetas que su tía Amada
hace como nadie…
Desde Valencia vinieron Jorge y su mujer, filatélicos de profesión
quienes ya guardan más de 2000 cartas que ellos mismos se envían desde el hotel
en el que duermen con el sobre y el papel del hotel en el que escriben un mini
diario con lo que han hecho ese día…
Cada 14 de agosto (es cierto que solo llevamos dos agostos
en Cildá…) viene José Luis con sus padres y su hermana para pasar la noche
anterior a su esperada semana en la playa en la que ni la furia del cantábrico
será capaz de romper un castillo de ilusiones hecho por un niño de 5 años…
También podría hablaros de Julián, de Iván, de Lucía, de
Ramón, de Chema, de Isra, de Guio, de Adela, de un largo etc… Pero ellos no han
pasado, ellos han dejado y siguen dejando un poquito de sí mismos y también se
han llevado un poquito de nosotros…
Estas han sido algunas de las historias de Hotel Cildá en
verano pero ha habido tantas… y tantas más que espero que haya…
Y este ha sido un verano con muchas historias propias,
ajenas, robadas… y muchas más que nos quedan por vivir!
Nos vemos en septiembre! Hasta entonces que sigan brillando
las estrellas de agosto, que siga habiendo tardes de verano y que siga habiendo
historias bonitas que contar…
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